1. Cristo está en una misión. No sigue su voluntad ni busca su gloria.

2. Se sabe enviado a Israel. Sabe que con él llega la plenitud del sentido de la Ley y por tanto de la Alianza.

3. Cristo ve toda la historia de Israel como preparación para la ofrenda de su propia sangre.

4. Dentro de su propia vida, percibe la hostilidad creciente de quienes tienen el poder en sus diversas formas. Sabe que el desenlace será terrible: habla de la Cruz pero sus discípulos ni pueden ni quieren entender.

5. La soledad hace más profundo su drama y por ello se refugia en prolongada oración.

6. Se da cuenta de que el pueblo ha sido masivamente engañado por sus jefes a través de caminos de engaño: la violencia de los zelotas, el legalismo de los fariseos, la erudición vacía de los escribas, la arrogancia grotesca de Herodes, la gloria falsa del templo... los pobres y los pequeños son como ovejas sin pastor.

7. Sabe por todo ello que habrá un combate decisivo, un gran momento de la verdad.