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1. Aspecto antropológico general: Se caracteriza la raza humana porque no trata a los cadáveres como "cosas" sino que conserva un respeto e incluso veneración hacia sus difuntos. La muerte, lo sabemos, es inevitable, como inevitable es un impulso muy profundo que rechaza la finitud del morir.

2. Una parte importante de las Leyes de Pureza, propias de Israel, declara impuro a todo aquel que toque un cadáver. Para comprender este mandato es bueno recordar que la pureza no está ligada aquí unívocamente con la bondad moral. Es más bien un recurso pedagógico y simbólico que ayuda a recordar los aspectos de "misterio" que tiene la vida humana, por ejemplo, la sangre, la reproducción y por supuesto, la muerte misma.

3. La antropología bíblica no estudia el ser del hombre como tal ni tampoco llega a conclusiones metafísicas como las propias del hilemorfismo (materia/forma) de Aristóteles. Del ser humano se habla siempre en clave unitaria pero a la vez, una nueva distinción aparece: lo "interior" (el corazón) y lo "exterior" (decisiones tomadas, acciones hechas.

4. La perspectiva unitaria lleva a un concepto de justicia intramundano: la felicidad y la bendición que Dios otorga son para todo el hombre y por eso lo que cabe esperar es que haya retribución de lo bueno o lo malo en esta vida.

5. ¿Pero qué decir frente a los poderes opresivos que puedan torturar y truncar una vida inocente? ¿Qué clase de justicia habría ahí? ¿Se podría hablar de señorío de Dios sin que haya verdadera justicia para los inocentes?

6. Se llega así a la afirmación teológica de la vida después de la muerte, y concretamente de la resurrección. No se trata de permanecer viviendo "de alguna manera" sino de tener una vida "plena."

7. Esa vida plena, que por supuesto incluye de lleno la realidad corporal, es la que los cristianos proclamamos en Cristo Jesús.
1. Aspecto antropológico general: Se caracteriza la raza humana porque no trata a los cadáveres como "cosas" sino que conserva un respeto e incluso veneración hacia sus difuntos. La muerte, lo sabemos, es inevitable, como inevitable es un impulso muy profundo que rechaza la finitud del morir. 2. Una parte importante de las Leyes de Pureza, propias de Israel, declara impuro a todo aquel que toque un cadáver. Para comprender este mandato es bueno recordar que la pureza no está ligada aquí unívocamente con la bondad moral. Es más bien un recurso pedagógico y simbólico que ayuda a recordar los aspectos de "misterio" que tiene la vida humana, por ejemplo, la sangre, la reproducción y por supuesto, la muerte misma. 3. La antropología bíblica no estudia el ser del hombre como tal ni tampoco llega a conclusiones metafísicas como las propias del hilemorfismo (materia/forma) de Aristóteles. Del ser humano se habla siempre en clave unitaria pero a la vez, una nueva distinción aparece: lo "interior" (el corazón) y lo "exterior" (decisiones tomadas, acciones hechas. 4. La perspectiva unitaria lleva a un concepto de justicia intramundano: la felicidad y la bendición que Dios otorga son para todo el hombre y por eso lo que cabe esperar es que haya retribución de lo bueno o lo malo en esta vida. 5. ¿Pero qué decir frente a los poderes opresivos que puedan torturar y truncar una vida inocente? ¿Qué clase de justicia habría ahí? ¿Se podría hablar de señorío de Dios sin que haya verdadera justicia para los inocentes? 6. Se llega así a la afirmación teológica de la vida después de la muerte, y concretamente de la resurrección. No se trata de permanecer viviendo "de alguna manera" sino de tener una vida "plena." 7. Esa vida plena, que por supuesto incluye de lleno la realidad corporal, es la que los cristianos proclamamos en Cristo Jesús. read more read less

5 years ago