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Auge y caída de Parmalat, el mayor fraude de Europa

Auge y caída de Parmalat, el mayor fraude de Europa
Jan 10, 2022 · 13m 8s

Hubo una época durante el pasado siglo en el que Italia se convirtió en el país más vibrante, lleno de creatividad, innovación, talento, con una industria fuerte, crecimiento económico, grandes...

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Hubo una época durante el pasado siglo en el que Italia se convirtió en el país más vibrante, lleno de creatividad, innovación, talento, con una industria fuerte, crecimiento económico, grandes empresarios... y lleno de dinero, mucho dinero. En ese contexto es en el que Calisto Tanzi crea Parmalat, una empresa láctea familiar, que con el tiempo acabaría convertida en una poderosa multinacional, y que en 2003 se convirtió en el mayor fraude europeo de la historia.

Tanzi falleció el pasado 2 de enero por una infección pulmonar, en Parma. Cumplía arresto domiciliaro, tras ser condenado a 17 años y medio de prisión por falsificar las cuentas de su compañía y hacer que miles de inversores perdieran sus ahorros

El empresario nació en 1938 cerca de Parma. En 1961 tuvo que dejar la universidad, para hacerse cargo de la empresa familiar, tras la súbita muerte de su padre. Era una pequeña compañía, dedicada a la fabricación de salami y conservas de tomate para la pasta. Tanzi, que tenía tan solo 22 años, decide introducirse en el mercado de la leche pasteurizada, que estaba dando sus primeros pasos. En 1963, funda Dietalat, que luego acabaría transformándose en Parmalat.

Tomó dos decisiones al principio que fueron la clave para alcanzar el éxito: por un lado, el proceso de pasteurización. Y por otro, el uso de los envases Tetrapak, de origen sueco, que facilitaban la conservación y transporte del producto. En este sentido, apostó por el reparto puerta a puerta, con camiones que llevaban el logo de la compañía. Su estrategia fue tan acertada que la compañía crecía casi un 50% año tras año.

Poco a poco, y sin apenas competencia, conquistaron la península italiana en pocos años. Su ambición era enorme. "Queríamos que Parmalat se convirtiera en la Coca Cola de la leche", contaba Domenico Barili, exdirector general de la compañía y colaborador de Dietalat desde su fundación, en declaraciones recogidas por el estudio 'La leche es blanca pero no transparente', de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En la década de los 70 dio el siguiente paso: la internacionalización, empezando por Brasil. Fue solo el principio, ya que llegó a tener presencia en 30 países, donde llegó a acumular casi 200 fábricas, y a dar trabajo a 37.000 personas.

El siguiente paso tras iniciar la expansión internacional fue el lanzamiento de nuevos productos, como yogures, galletas, snacks y otros relacionados con los desayunos. Estas nuevas líneas, en su momento álgido, llegaron a suponer el 60% de las ventas del grupo. En Estados Unidos llegó a ser el tercer mayor vendedor de galletas.

Pero el gran salto de la compañía llegó a finales de los 80, y durante la siguiente década. Empezó a comprar empresas, a crecer, y llegó a luchar con Danone mano a mano por convertirse en la tercera mayor láctea del mundo.

Y en esa época Tanzi decidió empezar a introducirse en otros sectores. Por ejemplo, se hizo con un canal de televisión, Odeon, para tratar de luchar contra el magnate Silvio Berlusconi. Una operación con la que perdió más de 40 millones de euros. También compró un equipo de Fórmula 1, creó una agencia de viajes...

Pero si algo le dio fama, como a tantos otros millonarios, fue el fútbol. Ahora son los jeques árabes los que compran clubes de fútbol, antes fueron los oligarcas rusos, pero en aquella época, a finales de los 80, los que invertían sin freno eran los empresarios italianos. Tanto dinero movía el Calcio en aquella época que se convirtió, sin duda, en la competición más importante del mundo.

Tanzi, que ya estaba en la lista Forbes de millonarios, tenía cierta relación con el mundo del fútbol, pues había sido patrocinador durante dos temporadas del Real Madrid de la 'Quinta del Buitre', en los que invirtió cientos de millones de pesetas. Pero quiso dar un paso más: compró el club de su ciudad, el Parma, que jugaba en divisiones inferiores del fútbol italiano.

Invirtió tanto dinero en el club que no solo lo llevó a la Serie A, sino que se acabó convirtiendo en uno de los clubes de referencia en Europa.

El Parma no ganó más porque, como decíamos, el fútbol italiano estaba lleno de millonarios. El Milan del propio Berlusconi, la Juventus de la familia Agnelli, el Inter de Massimo Moratti, la Lazio de Cragnotti... Todos, curiosamente, estuvieron relacionados en mayor o menor medida con la corrupción.

En su interés por el fútbol y por la expansión internacional también adquirió el Palmeiras brasileño, en el que también hizo grandes inversiones en fichajes, y con el que también ganó varios títulos.

Pero contaba Tanzi en uno de los juicios a los que tuvo que asistir que fue el fútbol el causante de todos los males. El que le hizo llevar a la empresa a la ruina.

En noviembre de 2003, el grupo Deloitte, auditor de Parmalat, se negó a aprobar las cuentas del primer semestre de la compañía. Una situación sorprendente, porque contaba con una calificación de inversión. En diciembre, todo estalla. Parmalat declara que no puede hacer frente al vencimiento de una emisión de bonos de 150 millones. Un símbolo de la mala situación financiera de la compañía, que tiene una facturación anual de 7.500 millones. Las acciones se hunden un 47%.

El 15 de diciembre, Tanzi dimite. Deja la empresa que había creado 40 años antes. Dos días después se descubre el agujero contable de casi 4.000 millones de euros, después de que Bank of America negara que la compañía tuviera una cuenta con 3.950 millones en las Islas Caimán. Tras descubrirles, Parmalat reconoce una deuda de más de 7.000 millones de euros.

La Fiscalía inicia una investigación por presunto fraude, y esa misma semana descubre que esos 4.000 millones son solo una parte del problema, que en realidad las cuentas esconden muchas más falsedades. Parmalat decía haber recomprado 3.000 millones de su propia deuda, y resultó ser mentira. La cantidad evaporado ya ascendía a 7.000 millones

El 22 de diciembre se consuma la caída bursátil. Las acciones de Parmalat ya no valen nada. De 1.800 millones de capitalización a 0, en tan solo un mes.

Calisto Tanzi, desaparecido desde que estallara el escándalo, es detenido el 26 de diciembre, acusado de stafa, bancarrota fraudulenta y especulación abusiva. La SEC estadounidense, además, les demanda por haber engañado a los inversores, para que acudieran a una oferta de bonos por 1.500 millones mientras cometía "uno de los mayores y más descarados fraudes corporativos de la historia".

La investigación posterior descubriría que, en realidad, el agujero era de 14.000 millones de euros. La compañía, obligada a endeudarse para hacer frente a todas las adquisiciones que había llevado a cabo, llevaba años falsificando sus cuentas, inflando sus ingresos y sus beneficios. Era el mayor fraude perpetrado por una empresa europea en la historia. El escándalo afectó a más de 100.000 inversores de todo el mundo, que habían comprado bonos de la compañía.

Día a día, todas las empresas del grupo fueron declarándose en bancarrota y suspendiendo pagos. Incluyendo, claro, el equipo de fútbol, que nunca volvió a levantar cabeza.

Para los italianos fue un golpe de realidad durísimo. Una de sus empresas más admiradas, un empresario que de la nada había creado un imperio mundial, resultó ser una estafa, una mentira. Fue un auténtico trauma.

El Gobierno italiano tuvo que intervenir para rescatar a Parmalat. Puso al frente de la compañía a Enrico Bondi, conocido como el 'Agente 007', que con su conocimiento, su capacidad para negociar y su cercanía a los políticos logró salvar la empresa. En 2005 volvió a cotizar en bolsa.

Con Bondi a los mandos, el grupo fue recuperándose, aunque lejos de lo que un día llegó a ser. Para finales de la década, el grupo estaba saneado. Y en 2011 la compañía vivió un nuevo momento convulso: fue adquirida por la francesa Lactatis, por más de 3.000 millones. Los italianos, que seguían traumatizados por la estafa, consideraron un golpe durísimo que la compañía pasase a manos fransesas.

Antes, en 2008, Tanzi fue condenado a 10 años de cárcel por fraude en primera instancia, y en 2011, el Tribunal de apelación de Bolonia le declaró culpable de manipulación del mercado, quiebra fraudulenta y otros cargos, sentenciando una condena de 17 años y 5 meses de prisión. Debido a su estado de salud y su avanzada edad (72 años entonces), se le concedió el arresto domiciliario, que seguía cumpliendo hasta su muerte este año.

En su testimonio ante el juez, el empresario Tanzi aseguró también que decenas de políticos italianos habían recibido fondos de la sociedad durante años a cambio de favores a la empresa. El escándalo de Parlamat llegó a salpicar hasta al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
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Author elEconomista
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