El aguacate es una de las joyas de la cocina actual. El auténtico superalimento. Originario de Centroamérica, ahora se puede encontrar en cualquier lugar del mundo. Su demanda crece año tras año. Y no solo es que esté triunfando en la mesa, es que también está de moda entre los agricultores. Y España se ha convertido en una auténtica potencia. No llega a los niveles de los grandes líderes del sector, como pueden ser México, Perú o Chile, pero si que tiene una importante producción, tanto en hectáreas como en volumen, que se ha duplicado en 10 años.

Por poner un ejemplo, el 9% de aguacate que se vende en Europa está producido en nuestro país.

El cultivo en España está muy concentrado entre Málaga y Granada, principalmente en la comarca de Axarquía. Canarias también es un foco tradicional de plantación, a los que se suman nuevos cultivos en Cádiz, Huelva o la Comunidad Valenciana.

La campaña de recogida empieza en noviembre, aunque la variedad Hass, la más plantada, se inicia en diciembre. El objetivo actual es igualar las cifras del año 2020, cuando, por ejemplo, entre Málaga y Granada se cogieron 60.000 toneladas.

¿Dónde está el problema? ¿Cuál es el riesgo? Las dotaciones de agua que se asignen a la Axarquía a partir de octubre, cuando empieza el nuevo año hidrológico. "Tenenos la tierra y el clima, pero hay limitación de agua en las zonas de producción por la ausencia de inversión institucional en infraestructuras hídricas", advierte Javier Braun, presidente de la Asociación Española de Productores de Frutas Tropicales.

Es evidente que se trata de un cultivo muy rentable, que se vende a más de 2 euros el kilo en origen. Más incluso cuando se trata de variedades premium. Pero tiene un problema: la alta demanda de agua. De hecho, hay territorios que se encuentran al borde del colapso hídrico. Los expertos recomiendan tomar medidas antes de que se produzca la catástrofe, empezando por asentar los cultivos existentes antes de seguir creciendo. Además, estudian nuevas opciones, como usar aguas no convencionales para regar, como puede ser el agua regenerada. También se investiga la forma de aumentar la eficiencia, por ejemplo, regando en la raíz en lugar de en la tierra.

Este año se suma un problema adicional con la producción en La Palma, que ha disparado los precios. La isla, este verano, sufrió importantes incendios que acabaron con casi la totalidad de la producción de aguacate.

En definitiva, los agricultores viven este final de año con incertidumbre, a expensas de lo que pueda pasar con el agua disponible, pero con la tranquilidad de saber que no van a perder dinero, porque los precios se mantienen altos.