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¿Qué va a pasar con el aceite de oliva en el 2023? El sector mira al futuro próximo con inquietud, preocupado por cuál puede ser la reacción de los consumidores, si el precio se mantiene tan elevado, lastrado por los costes de producción y las consecuencias de la sequía.
Hay que recordar que el precio del aceite de oliva se ha disparado un 63% en el último año, situándose en niveles máximos, que superan los 5 euros el litro en el caso del virgen extra, y se acerca a esas cotas en el virgen y el lampante.
Los consumidores, de momento, han seguido comprando el aceite de oliva, a pesar de los precios, pero también porque el de girasol, su gran competidor, también se ha encarecido, por la invasión rusa de Ucrania, uno de productores mundiales más relevantes.
¿Pero cuánto va a durar esta situación? ¿Cuánto van a tardar los clientes en buscar alternativas? "La demanda se comprimirá por la importante subida de precios", advierte Rafael Sánchez Puerta, presidente del sector del Aceite de Cooperativas Agroalimentarias, en declaraciones a EFE. Prevé que la única forma de ajustar la oferta y la demanda será por la vía de los precios, aunque las elevadas cotizaciones actuales no benefician a muchos agricultores que van a tener una cosecha muy corta, y en algunos casos ninguna.
Con estos precios, muchos consumidores acabarán renunciando a comprar aceite de oliva. En la misma línea, el experto prevé una fuerte caída de las exportaciones, a pesar de que el sector trata de ampliar el mercado. Mantener el consumo es imposible, porque no hay disponibilidad, a pesar de que los daños por la sequía serán menores de lo previsto, gracias a las lluvias de otoño.
Pese a todo, aún es difícil hacer cálculos precisos sobre la cosecha de 2023, y sobre el volumen de su campaña. En función de ese rendimiento, dependerán los precios en origen, y por lo tanto, las consecuencias sobre el mercado.
La preocupación del sector no está solo en el volumen de producción, sino en los costes asociados, como el precio de la energía, las meterias primas y los combustibles, o los nuevos impuestos, como el del plástico, que entra ahora en vigor. "Además de lo que cuesta el aceite, todo lo que acompaña a la botella hasta que llega al consumidor está subiendo", advierten.
Tampoco está claro aún el efecto que puede tener en el sector la rebaja temporal del IVA, del 10% al 5%. Aunque pedían que se eliminase, para incentivar más el consumo, como se ha hecho con otros productos.
Por otro lado, el sector del aceite teme que la mala cosecha de alas a sus competidores. La caída de las exportaciones españolas puede dar alas a otros países productores, como pueden ser Turquía o Grecia. De hecho, las estimaciones de Bruselas prevén que la producción griega crezca un 51%, hasta las 350.000 toneladas; al tiempo que la turca lo hará un 17%, hasta las 285.000 toneladas. Italia, Túnez y Marruecos, como España, verán su producción mermada.
Los ojos están puestos en Estados Unidos, y en la influencia que pueda tener el fortalecimiento del dólar. Un factor positivo para los productores españoles, pero está por ver si será suficiente para compensar la subida de los precios y la escasez de producto.
¿Qué va a pasar con el aceite de oliva en el 2023? El sector mira al futuro próximo con inquietud, preocupado por cuál puede ser la reacción de los consumidores, si el precio se mantiene tan elevado, lastrado por los costes de producción y las consecuencias de la sequía. Hay que recordar que el precio del aceite de oliva se ha disparado un 63% en el último año, situándose en niveles máximos, que superan los 5 euros el litro en el caso del virgen extra, y se acerca a esas cotas en el virgen y el lampante. Los consumidores, de momento, han seguido comprando el aceite de oliva, a pesar de los precios, pero también porque el de girasol, su gran competidor, también se ha encarecido, por la invasión rusa de Ucrania, uno de productores mundiales más relevantes. ¿Pero cuánto va a durar esta situación? ¿Cuánto van a tardar los clientes en buscar alternativas? "La demanda se comprimirá por la importante subida de precios", advierte Rafael Sánchez Puerta, presidente del sector del Aceite de Cooperativas Agroalimentarias, en declaraciones a EFE. Prevé que la única forma de ajustar la oferta y la demanda será por la vía de los precios, aunque las elevadas cotizaciones actuales no benefician a muchos agricultores que van a tener una cosecha muy corta, y en algunos casos ninguna. Con estos precios, muchos consumidores acabarán renunciando a comprar aceite de oliva. En la misma línea, el experto prevé una fuerte caída de las exportaciones, a pesar de que el sector trata de ampliar el mercado. Mantener el consumo es imposible, porque no hay disponibilidad, a pesar de que los daños por la sequía serán menores de lo previsto, gracias a las lluvias de otoño. Pese a todo, aún es difícil hacer cálculos precisos sobre la cosecha de 2023, y sobre el volumen de su campaña. En función de ese rendimiento, dependerán los precios en origen, y por lo tanto, las consecuencias sobre el mercado. La preocupación del sector no está solo en el volumen de producción, sino en los costes asociados, como el precio de la energía, las meterias primas y los combustibles, o los nuevos impuestos, como el del plástico, que entra ahora en vigor. "Además de lo que cuesta el aceite, todo lo que acompaña a la botella hasta que llega al consumidor está subiendo", advierten. Tampoco está claro aún el efecto que puede tener en el sector la rebaja temporal del IVA, del 10% al 5%. Aunque pedían que se eliminase, para incentivar más el consumo, como se ha hecho con otros productos. Por otro lado, el sector del aceite teme que la mala cosecha de alas a sus competidores. La caída de las exportaciones españolas puede dar alas a otros países productores, como pueden ser Turquía o Grecia. De hecho, las estimaciones de Bruselas prevén que la producción griega crezca un 51%, hasta las 350.000 toneladas; al tiempo que la turca lo hará un 17%, hasta las 285.000 toneladas. Italia, Túnez y Marruecos, como España, verán su producción mermada. Los ojos están puestos en Estados Unidos, y en la influencia que pueda tener el fortalecimiento del dólar. Un factor positivo para los productores españoles, pero está por ver si será suficiente para compensar la subida de los precios y la escasez de producto. read more read less

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