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Cuando leemos el libro de Oseas, notamos diferentes palabras que tratan el tema del conocimiento.

No todo el conocimiento es igual. Entendemos que hay niveles de conocimiento. Por ejemplo, yo tengo un conocimiento mínimo de los automóviles. Sé para qué sirven, que hay diferentes marcas, que unas son más caras que otras, y que unas son mejores que otras. Yo personalmente sé conducir un automóvil. He aprendido cómo iniciar el motor de arranque, cómo utilizar el embrague, freno y acelerador, cómo cambiar las marchas, y dónde está las luces, el freno de mano, etc.

Mis conocimientos del automóvil me permiten conducir uno de hasta nueve pasajeros, y así se indica en mi licencia de conducir. Sin embargo, yo no tengo un amplio conocimiento de los automóviles cuando algo en el motor o alrededor comienza a fallar. No tengo entendimiento de lo que hace que cuando yo gire la llave arranque el motor, ni de por qué la luz de la temperatura se haya podido encender. En esos caso lo llevo a un mecánico.

Pero más allá de mis conocimientos y los del mecánico, están los conocimientos del que diseñó y manufacturó el vehículo. Eso es un conocimiento a otro nivel.

Este ejemplo es simplemente una manera de hacerte ver que tener conocimiento de algo no es un valor binario, sino una progresión.

Cuando hablamos de conocer a Dios, debemos reconocer que el conocimiento de Dios es un tema delicado y a la vez importante de tratar. Si alguien te preguntara si conoces a Dios, ¿qué le contestarías?

Aún recuerdo la conversación con un niño de cuatro años al que sus padres habían aislado de cualquier conocimiento de Dios. Cuando oyó de Dios por primera vez, tuve que utilizar ideas conocidas para Él para intentar explicarle la grandeza y la bondad de Dios. Por lo general, incluso los niños pueden llegar a aceptar la idea de un ser mucho mayor que nosotros o cualquier cosa a nuestro alrededor, pero que tiene una voluntad benigna para la humanidad. Sin embargo, seguramente nos encontremos con personas que aún rechazan la idea de un Dios por el peligro que esto pueda ocasionar a su completa independencia universal.

Cierto es que con el conocimiento viene una cierta responsabilidad. Aquellos que quieren evadir la responsabilidad suelen evitar el conocimiento y así pueden intentar vivir como si la realidad no existiera para ellos. La idea de “si no lo sé, no soy responsable” es una manera vana e irreal de afrontar la vida, pero al fin y al cabo bastante común a la humanidad.

Prueba esa respuesta con el agente de tráfico que te ha parado por conducir tu coche por encima de la velocidad permitida. Los carteles del límite de velocidad te hacen responsable de tus acciones aunque hayas elegido ignorarlos”. El no saber o no estar de acuerdo con ellos no te exime de tu responsabilidad.

Oseas tiene unos versículos en los que explica que el pueblo de Dios perecería por falta de conocimiento:

Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Isaías dice exactamente lo mismo en el 5:13. Oseas 6:11 dice
“Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento”

La falta de conocimiento no se debía a falta de información. Recordemos que este pueblo era el pueblo de Dios. A través de la lectura de todo el antiguo testamento hemos visto que Dios eligió a este pueblo, y que se manifesto vez tras vez a ellos. La misma presencia de Dios moró entre los habitantes de este pueblo. A pesar de todo esto, el pueblo no conocía a Dios. Sabían quien era Dios, pero no tenían una relación personal con Dios. No le amaban, y por eso no le eran fieles. La vida de Oseas y Gomer era una imagen viva de Dios e Israel.

La historia de engaño y rebeldía del pueblo de Israel es comparable al engaño e infidelidad de Gomer contra Oseas. Y al igual que Oseas trajo a Gomer a casa, perdonándola y prometiendo fidelidad, Dios muestra Su amor al ofrecer perdón y restauración a su pueblo. Dios, a pesar de su tristeza, muestra su misericordia, y presenta la esperanza futura, basada en el Mesías. Suplica al pueblo a que vuelva a Él. Si así lo hacían, el nuevo Israel, reparado por la mano de Dios, sería una bendición a las naciones. La promesa de Dios a Abraham sobre Su simiente, el Mesías.

Oseas 14:9 dice: “¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.”

Oseas 4 habla a aquellos que aún teniendo toda la información habían elegido vivir sin entendimiento: “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.”

La descripción de la sociedad en el tiempo de Oseas no era muy diferente a la de nuestro día, e incluso las consecuencias de esta corrupción, donde incluso el planeta sufre la maldad del ser humano. Y esto porque, como dice el versículo 14, “el pueblo sin entendimiento caerá.”

El deseo de Dios es que lo conozcamos a Él y disfrutemos de una relación personal con Él. Dice en Oseas 6:6

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”

Proverbios 9:10 nos dice que “el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.”

¿Conoces a Dios? Su carácter es tal que podemos conocerlo más y mejor cada día. Y cuanto más lo conozcamos, más lo amaremos.
Cuando leemos el libro de Oseas, notamos diferentes palabras que tratan el tema del conocimiento. No todo el conocimiento es igual. Entendemos que hay niveles de conocimiento. Por ejemplo, yo tengo un conocimiento mínimo de los automóviles. Sé para qué sirven, que hay diferentes marcas, que unas son más caras que otras, y que unas son mejores que otras. Yo personalmente sé conducir un automóvil. He aprendido cómo iniciar el motor de arranque, cómo utilizar el embrague, freno y acelerador, cómo cambiar las marchas, y dónde está las luces, el freno de mano, etc. Mis conocimientos del automóvil me permiten conducir uno de hasta nueve pasajeros, y así se indica en mi licencia de conducir. Sin embargo, yo no tengo un amplio conocimiento de los automóviles cuando algo en el motor o alrededor comienza a fallar. No tengo entendimiento de lo que hace que cuando yo gire la llave arranque el motor, ni de por qué la luz de la temperatura se haya podido encender. En esos caso lo llevo a un mecánico. Pero más allá de mis conocimientos y los del mecánico, están los conocimientos del que diseñó y manufacturó el vehículo. Eso es un conocimiento a otro nivel. Este ejemplo es simplemente una manera de hacerte ver que tener conocimiento de algo no es un valor binario, sino una progresión. Cuando hablamos de conocer a Dios, debemos reconocer que el conocimiento de Dios es un tema delicado y a la vez importante de tratar. Si alguien te preguntara si conoces a Dios, ¿qué le contestarías? Aún recuerdo la conversación con un niño de cuatro años al que sus padres habían aislado de cualquier conocimiento de Dios. Cuando oyó de Dios por primera vez, tuve que utilizar ideas conocidas para Él para intentar explicarle la grandeza y la bondad de Dios. Por lo general, incluso los niños pueden llegar a aceptar la idea de un ser mucho mayor que nosotros o cualquier cosa a nuestro alrededor, pero que tiene una voluntad benigna para la humanidad. Sin embargo, seguramente nos encontremos con personas que aún rechazan la idea de un Dios por el peligro que esto pueda ocasionar a su completa independencia universal. Cierto es que con el conocimiento viene una cierta responsabilidad. Aquellos que quieren evadir la responsabilidad suelen evitar el conocimiento y así pueden intentar vivir como si la realidad no existiera para ellos. La idea de “si no lo sé, no soy responsable” es una manera vana e irreal de afrontar la vida, pero al fin y al cabo bastante común a la humanidad. Prueba esa respuesta con el agente de tráfico que te ha parado por conducir tu coche por encima de la velocidad permitida. Los carteles del límite de velocidad te hacen responsable de tus acciones aunque hayas elegido ignorarlos”. El no saber o no estar de acuerdo con ellos no te exime de tu responsabilidad. Oseas tiene unos versículos en los que explica que el pueblo de Dios perecería por falta de conocimiento: Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Isaías dice exactamente lo mismo en el 5:13. Oseas 6:11 dice “Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento” La falta de conocimiento no se debía a falta de información. Recordemos que este pueblo era el pueblo de Dios. A través de la lectura de todo el antiguo testamento hemos visto que Dios eligió a este pueblo, y que se manifesto vez tras vez a ellos. La misma presencia de Dios moró entre los habitantes de este pueblo. A pesar de todo esto, el pueblo no conocía a Dios. Sabían quien era Dios, pero no tenían una relación personal con Dios. No le amaban, y por eso no le eran fieles. La vida de Oseas y Gomer era una imagen viva de Dios e Israel. La historia de engaño y rebeldía del pueblo de Israel es comparable al engaño e infidelidad de Gomer contra Oseas. Y al igual que Oseas trajo a Gomer a casa, perdonándola y prometiendo fidelidad, Dios muestra Su amor al ofrecer perdón y restauración a su pueblo. Dios, a pesar de su tristeza, muestra su misericordia, y presenta la esperanza futura, basada en el Mesías. Suplica al pueblo a que vuelva a Él. Si así lo hacían, el nuevo Israel, reparado por la mano de Dios, sería una bendición a las naciones. La promesa de Dios a Abraham sobre Su simiente, el Mesías. Oseas 14:9 dice: “¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.” Oseas 4 habla a aquellos que aún teniendo toda la información habían elegido vivir sin entendimiento: “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.” La descripción de la sociedad en el tiempo de Oseas no era muy diferente a la de nuestro día, e incluso las consecuencias de esta corrupción, donde incluso el planeta sufre la maldad del ser humano. Y esto porque, como dice el versículo 14, “el pueblo sin entendimiento caerá.” El deseo de Dios es que lo conozcamos a Él y disfrutemos de una relación personal con Él. Dice en Oseas 6:6 “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” Proverbios 9:10 nos dice que “el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” ¿Conoces a Dios? Su carácter es tal que podemos conocerlo más y mejor cada día. Y cuanto más lo conozcamos, más lo amaremos. read more read less

8 months ago #amor, #conocimiento, #entendimiento, #fidelidad, #inteligencia, #mesías, #promesa, #sabiduría