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«porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.» (Hebreos 10:36)

Uno de los temas principales de la epístola a los Hebreos es la madurez espiritual y en este versículo, aunque no aparece el término en sí, tenemos el concepto perfectamente dibujado. Nosotros debemos seguir haciendo la voluntad de Dios aunque no siempre veamos una recompensa inmediata porque sabemos que llegará el día en que obtendremos la promesa. Esa es la madurez, esa capacidad de comprender una recompensa diferida. Un niño se cansa de ir al cole porque le parece aburrido y no entiende cómo le beneficiará en el futuro, pero sus padres le obligan porque saben que es una inversión a largo plazo para su futuro. De la misma forma un seguidor de Cristo fielmente hace la voluntad de Dios con paciencia, incluso en los momentos más difíciles, porque sabe que un día, en retrospectiva, será evidente que ha hecho lo correcto y que habrá valido la pena. Dicho en otras palabras, si cedemos a la tentación de hacer nuestra voluntad por encima de obedecer al Señor, un día tendremos remordimientos. Aunque a veces, haciendo la voluntad de Dios, no vemos fruto directo, un día veremos cómo Dios nos habrá usado para su gloria. ¿Cómo vamos con nuestra madurez espiritual? Si alguien observara nuestro andar hoy, ¿encontrarían indicios claros de nuestra madurez espiritual o más bien nos verían buscando el camino que nos es más fácil o más conveniente?

Hagamos la voluntad de nuestro Señor con paciencia hoy, sabiendo que sí vale la pena. (David Bell)
«porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.» (Hebreos 10:36) Uno de los temas principales de la epístola a los Hebreos es la madurez espiritual y en este versículo, aunque no aparece el término en sí, tenemos el concepto perfectamente dibujado. Nosotros debemos seguir haciendo la voluntad de Dios aunque no siempre veamos una recompensa inmediata porque sabemos que llegará el día en que obtendremos la promesa. Esa es la madurez, esa capacidad de comprender una recompensa diferida. Un niño se cansa de ir al cole porque le parece aburrido y no entiende cómo le beneficiará en el futuro, pero sus padres le obligan porque saben que es una inversión a largo plazo para su futuro. De la misma forma un seguidor de Cristo fielmente hace la voluntad de Dios con paciencia, incluso en los momentos más difíciles, porque sabe que un día, en retrospectiva, será evidente que ha hecho lo correcto y que habrá valido la pena. Dicho en otras palabras, si cedemos a la tentación de hacer nuestra voluntad por encima de obedecer al Señor, un día tendremos remordimientos. Aunque a veces, haciendo la voluntad de Dios, no vemos fruto directo, un día veremos cómo Dios nos habrá usado para su gloria. ¿Cómo vamos con nuestra madurez espiritual? Si alguien observara nuestro andar hoy, ¿encontrarían indicios claros de nuestra madurez espiritual o más bien nos verían buscando el camino que nos es más fácil o más conveniente? Hagamos la voluntad de nuestro Señor con paciencia hoy, sabiendo que sí vale la pena. (David Bell) read more read less

2 months ago #bell, #biblia, #david, #devocional, #hebreos, #madurez, #recompensa