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«Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,» (Isaías 59:16-17)

El comienzo de este texto me recuerda de la escena en la vida de Abraham cuando intercedió por Lot y Sodoma ante Dios. En aquella ocasión, Dios prometió a Abraham que si encontraba a diez justos, perdonaría la ciudad. Pero aquí nos dice el texto que Dios ni encontraba a un intercesor por su pueblo. En ese caso, uno diría que ya no había esperanza, pero de repente aparece el Siervo de Jehová que se vistió de justicia con el yelmo de salvación y proveyó la salvación mediante su propio brazo. Nuestra salvación no viene de un intercesor falible; más bien viene de Jesucristo que vivió una vida perfecta y murió como nuestro sustituto en la cruz. Unos capítulos más tarde Isaías nos hace ver el resultado de nuestra salvación. «En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.» (Isaías 61:10). Jesús el Mesías se vistió de justicia para poder vestir a pecadores con su perfecta justicia.

Nuestro Salvador merece toda nuestra alabanza y la mayor alabanza que podemos rendirle es andar dignos de Él hoy en todo lo que hacemos. (David Bell)
«Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,» (Isaías 59:16-17) El comienzo de este texto me recuerda de la escena en la vida de Abraham cuando intercedió por Lot y Sodoma ante Dios. En aquella ocasión, Dios prometió a Abraham que si encontraba a diez justos, perdonaría la ciudad. Pero aquí nos dice el texto que Dios ni encontraba a un intercesor por su pueblo. En ese caso, uno diría que ya no había esperanza, pero de repente aparece el Siervo de Jehová que se vistió de justicia con el yelmo de salvación y proveyó la salvación mediante su propio brazo. Nuestra salvación no viene de un intercesor falible; más bien viene de Jesucristo que vivió una vida perfecta y murió como nuestro sustituto en la cruz. Unos capítulos más tarde Isaías nos hace ver el resultado de nuestra salvación. «En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.» (Isaías 61:10). Jesús el Mesías se vistió de justicia para poder vestir a pecadores con su perfecta justicia. Nuestro Salvador merece toda nuestra alabanza y la mayor alabanza que podemos rendirle es andar dignos de Él hoy en todo lo que hacemos. (David Bell) read more read less

about 1 year ago #bell, #biblia, #david, #devocional, #isaías, #salvación