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Judas-175 Introducción a la carta de Judas

Judas-175 Introducción a la carta de Judas
Jul 26, 2022 · 6m 56s

Esta carta es la última de las epístolas en el Nuevo Testamento. La consideramos una epístola general, porque no va dirigida a una iglesia o persona en particular. Desconocemos los...

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Esta carta es la última de las epístolas en el Nuevo Testamento. La consideramos una epístola general, porque no va dirigida a una iglesia o persona en particular. Desconocemos los destinatarios de la carta, pero sabemos que eran cristianos, probablemente judíos, que conocían bien el Antiguo Testamento y otros escritos de tradición judía. Judas hace referencia a múltiples historias que estos conocían para describir en detalle algunos falsos profetas que iban de iglesia en iglesia contagiando a los cristianos con enseñanzas falsas que traían confusión. 

La carta fue escrita alrededor del año 70 después de Cristo. Este Judas, claro está, no es el mismo Judas que vendió al Señor Jesús por 30 piezas de plata y que después, no pudiendo vivir con lo que había hecho, en lugar de arrepentirse y seguir a Cristo, se quitó la vida cobardemente. 

Este Judas, autor de la carta es el hermano de Jacobo, también conocido como Santiago, escritor de la carta de Santiago. Estos dos eran hermanos de Jesús por parte de madre, nos dicen las Escrituras. Aunque no habían seguido a su hermano el Maestro durante su vida en la Tierra, después de ver al Señor morir en la cruz y ver su testimonio de resurrección, creyeron en todo lo que su hermano había dicho y siguieron en el camino del evangelio, compartiendo con muchos la verdad de la Palabra. 

Judas, en esta carta había pensado escribir sobre la fe que era común a cada uno, basada en la muerte y resurrección de Cristo, recibida por la fe, sin mérito propio, y gracias a la misericordia de Dios y su amor hacia el pecador arrepentido. 
Sin embargo, Dios le había guiado hacia otro tema, uno que por desgracia se debía tratar debido al peligro que suponía para los creyentes en diferentes lugares. Por este motivo, en el primer versículo, Judas les dice que a pesar de “la gran solicitud que tenía de escribirles acerca de la común salvación, le había sido necesario escribirles exhortándolos a que lucharan ardientemente a favor de  “la fe que ha sido una vez dada a los santos.”

La fe en Cristo que tenemos por la gracia de Dios es valiosa, y no debemos permitir que los que vienen sembrando dudas en la mente minen la tierra fértil que ha sido sembrada. 

Lo peor de todo, como dice Judas en el versículo 4, es que muchos de estos vienen “encubiertamente”, engañando, haciéndose pasar por cristianos que conocen al Salvador, pero como veíamos en las otras cartas, con sus vidas mostraban lo mismo. De estos leíamos en las cartas de Pedro (2 Pedro 2:1-3), en las de Pablo a Timoteo (2 Timoteo 3:1-9), y en las de Juan (1 Juan 4:1-3). Incluso el Señor Jesús advirtió sobre este tipo de persona en Mateo 7 (15-19). Curiosamente, el hermano del Señor habla de ellos como previamente reservados para condenación, haciendo resonar en nuestra mente lo que leemos del otro Judas, falso discípulo de Jesús, que a pesar de andar y comer con Jesús y sus discípulos, no era en realidad parte de ellos, como nos confirma Juan 6:70. Judas Iscariote era un ladrón, que sustraía dinero de la bolsa de los discípulos, como nos dice Juan 12:6. Este, llegada la oportunidad, traicionó al que le había acogido como uno de los suyos, aún sabiendo lo que este acabaría haciendo, como vemos en Juan 13:26. 

El autor de la carta desvela a estos engañadores para que los cristianos puedan estar alertados, y desechando tales enseñanzas, puedan recordar las palabras de los apóstoles del Señor Jesucristo y seguir sus enseñanzas. 

Judas nos recuerda que estamos aquí ahora, pero anticipando la vida eterna que Cristo nos ha prometido. Por esto, cada uno de nosotros, desechando las enseñanzas contrarias a la verdad del evangelio, debemos, como dicen los versículos 20 y 21, ir “edificándonos sobre nuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservados en el amor de Dios y esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.”

Judas acaba su carta con una doxología que quiero compartir exaltando el nombre de mi Señor: 

“a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.”
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Author David y Maribel
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