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El libro de Eclesiastés pertenece a los libros de sabiduriá. También denominado Libro del Predicador, nos comparte el discurso del que invita al pueblo a escuchar la enseñanza sobre cómo vivir en este mundo.

Este libro inspirado por Dios se le atribuye a Salomón, el autor de la mayoría de los proverbios. El rey Salomón, hijo del rey David, pidió a Dios sabiduría para guiar al pueblo, y Dios se la concedió, de modo que Salomón fue famoso por su sabiduría, que hasta hoy día sigue conociéndose mundialmente.

Si el libro de Proverbios nos presenta la sabiduría y nos anima a buscarla y seguirla para vivir una vida provechosa, Eclesiastés nos presenta la vanidad de la vida y lo importante que es vivirla desde el punto de vista de Dios.

Proverbios parece dar a entender que el justo vivirá una vida provechosa mientras el necio no será prosperado y todo le irá mal. Proverbios presenta el principio de la cosecha y exhorta a vivir justamente.
Eclesiastés, por otro lado, presenta el dilema que muchos ya hemos observado, y es que uno puede hacer las cosas bien, siguiendo la ética que Dios presenta en Proverbios, y esto no garantiza que la vida será mejor que la de uno que vive desordenadamente.

En este libro veremos que la vida bajo el sol es a menudo injusta, que los mismos sucesos ocurren al justo y al injusto, y que vivir moralmente no garantiza una vida perfecta. Eclesiastés presenta la vanidad de nuestra vida aquí en la Tierra.

“Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece”, nos dice Eclesiastés desde el capítulo 1 (1:4). Somos insignificantes en este universo material. Nuestra existencia es meramente un punto en la linea del tiempo en este inmenso universo.

Desde el comienzo del libro se nos presenta esta cruda realidad. Tras una primera lectura del libro, tenemos la tentación de concluir que la vida no tiene sentido y nosotros no tenemos esperanza.

Mas el libro de Eclesiastés no aparece en nuestras Biblias para causar depresión. Todo lo contrario. Si llegamos a entender la realidad de nuestra existencia, podremos ajustar nuestra vida a los principios que Dios nos ha propuesto, porque Dios quiere que vivamos esta corta vida aquí en la tierra con propósito. Si no lo planeamos y lo hacemos conscientemente, como dice el escritor de Eclesiastés, nuestra vida pasará antes de darnos cuenta. Pero si entendemos, como Dios claramente lo ha explicado en su Palabra, que Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones, y que hay más después de esta corta vida terrenal, nos prepararemos sabiamente para poder disfrutar esta vida y la eternidad con Cristo. Reflexionemos sobre lo que Dios dice sobre nuestra eternidad.

La Palabra de Dios presenta dos destinos para cada alma, la parte inmaterial que permanece cuando el cuerpo físico muere.

Juan 6:47: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.”

Mas Apocalipsis 21:8 advierte: “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

Estos versículos presentan una vida y una muerte distintas a la vida y la muerte física que nosotros conocemos.

Esa lista en Apocalipsis nos puede incluir a todos, porque todos pecamos, como leemos en el capítulo 7 del libro. ¿Qué es entonces esa vida y esa muerte segunda?

Es evidente que todos nacemos y todos hemos de morir. Mas Dios presenta en Su Palabra dos nacimientos y dos muertes. ¿Cómo funciona eso?

Todos nacimos de nuestras madres. Este es el primer nacimiento. Todos llegaremos al fin de nuestra existencia aquí en la tierra y cesaremos de vivir. Esta es la muerte primera.

Mas Cristo presenta un segundo nacimiento, el que uno puede experimentar al poner su confianza en la obra redentora de Cristo en la cruz. Presenta también una segunda muerte. Este es el destino del mal y de todo aquel que rechazando a Dios y la obra de Cristo en la cruz, elige seguir el rumbo marcado por el Maligno, que como vimos, se rebeló contra Dios antes de la caída en Edén.

Dios ha establecido que todo aquel que nace una segunda vez no tenga que morir una segunda muerte. Por lo que, cada uno que ha nacido de nuevo, a la hora de la muerte física, pasará a gozar vida eterna en Cristo.

En Juan 3, Jesús, hablando con un principal de los fariseos afirma: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo, preguntó Nicodemo?

A lo que Jesús respondió: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

Cuando yo reconozco que Cristo, sin merecer la muerte murió para pagar el perdón de mis pecados, y acepto su sustitución, reconociendo que yo merecía la muerte y no Él, entonces comienzo una nueva vida, una vida espiritual, que depende de Cristo.

¿Entiendes lo que esto puede significar para ti también?

Hebreos 1:27 nos explica lo que ocurrirá después de morir: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.”

Eclesiastés 12:14 dice que “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.”

La Biblia nos enseña que hay un juicio, y el veredicto para cada ser humano es culpable. A diferencia de la típica imagen de la balanza en la que nuestras buenas obras deberían sopesar nuestras malas obras para acceder al cielo, el requisito de acceso basado en obras está puesto en la perfección de Cristo, por lo que nadie aparte de Él podría jamás acceder por sus buenas obras. Mas gracias a la obra redentora de Cristo en la cruz, el destino eterno de cada persona en la historia de la humanidad está determinado por lo que cada individuo decida hacer con la persona de Jesucristo.

Juan 3:36 afirma: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

Por eso es tan importante que reconozcas a Dios en tu vida. Sin este reconocimiento de Dios como Soberano, sin el reconocimiento de Cristo como Dios hecho carne, esta vida terrenal no tiene sentido.

El libro de Eclesiastés nos va a presentar la realidad del mundo en que vivimos, a la vez que nos va a invitar a replantear nuestra vida aquí en la Tierra, y a que aseguremos nuestra vida eterna. Te invito a leerlo y reflexionar en las verdades que presenta.
El libro de Eclesiastés pertenece a los libros de sabiduriá. También denominado Libro del Predicador, nos comparte el discurso del que invita al pueblo a escuchar la enseñanza sobre cómo vivir en este mundo. Este libro inspirado por Dios se le atribuye a Salomón, el autor de la mayoría de los proverbios. El rey Salomón, hijo del rey David, pidió a Dios sabiduría para guiar al pueblo, y Dios se la concedió, de modo que Salomón fue famoso por su sabiduría, que hasta hoy día sigue conociéndose mundialmente. Si el libro de Proverbios nos presenta la sabiduría y nos anima a buscarla y seguirla para vivir una vida provechosa, Eclesiastés nos presenta la vanidad de la vida y lo importante que es vivirla desde el punto de vista de Dios. Proverbios parece dar a entender que el justo vivirá una vida provechosa mientras el necio no será prosperado y todo le irá mal. Proverbios presenta el principio de la cosecha y exhorta a vivir justamente. Eclesiastés, por otro lado, presenta el dilema que muchos ya hemos observado, y es que uno puede hacer las cosas bien, siguiendo la ética que Dios presenta en Proverbios, y esto no garantiza que la vida será mejor que la de uno que vive desordenadamente. En este libro veremos que la vida bajo el sol es a menudo injusta, que los mismos sucesos ocurren al justo y al injusto, y que vivir moralmente no garantiza una vida perfecta. Eclesiastés presenta la vanidad de nuestra vida aquí en la Tierra. “Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece”, nos dice Eclesiastés desde el capítulo 1 (1:4). Somos insignificantes en este universo material. Nuestra existencia es meramente un punto en la linea del tiempo en este inmenso universo. Desde el comienzo del libro se nos presenta esta cruda realidad. Tras una primera lectura del libro, tenemos la tentación de concluir que la vida no tiene sentido y nosotros no tenemos esperanza. Mas el libro de Eclesiastés no aparece en nuestras Biblias para causar depresión. Todo lo contrario. Si llegamos a entender la realidad de nuestra existencia, podremos ajustar nuestra vida a los principios que Dios nos ha propuesto, porque Dios quiere que vivamos esta corta vida aquí en la tierra con propósito. Si no lo planeamos y lo hacemos conscientemente, como dice el escritor de Eclesiastés, nuestra vida pasará antes de darnos cuenta. Pero si entendemos, como Dios claramente lo ha explicado en su Palabra, que Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones, y que hay más después de esta corta vida terrenal, nos prepararemos sabiamente para poder disfrutar esta vida y la eternidad con Cristo. Reflexionemos sobre lo que Dios dice sobre nuestra eternidad. La Palabra de Dios presenta dos destinos para cada alma, la parte inmaterial que permanece cuando el cuerpo físico muere. Juan 6:47: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Mas Apocalipsis 21:8 advierte: “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Estos versículos presentan una vida y una muerte distintas a la vida y la muerte física que nosotros conocemos. Esa lista en Apocalipsis nos puede incluir a todos, porque todos pecamos, como leemos en el capítulo 7 del libro. ¿Qué es entonces esa vida y esa muerte segunda? Es evidente que todos nacemos y todos hemos de morir. Mas Dios presenta en Su Palabra dos nacimientos y dos muertes. ¿Cómo funciona eso? Todos nacimos de nuestras madres. Este es el primer nacimiento. Todos llegaremos al fin de nuestra existencia aquí en la tierra y cesaremos de vivir. Esta es la muerte primera. Mas Cristo presenta un segundo nacimiento, el que uno puede experimentar al poner su confianza en la obra redentora de Cristo en la cruz. Presenta también una segunda muerte. Este es el destino del mal y de todo aquel que rechazando a Dios y la obra de Cristo en la cruz, elige seguir el rumbo marcado por el Maligno, que como vimos, se rebeló contra Dios antes de la caída en Edén. Dios ha establecido que todo aquel que nace una segunda vez no tenga que morir una segunda muerte. Por lo que, cada uno que ha nacido de nuevo, a la hora de la muerte física, pasará a gozar vida eterna en Cristo. En Juan 3, Jesús, hablando con un principal de los fariseos afirma: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo, preguntó Nicodemo? A lo que Jesús respondió: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” Cuando yo reconozco que Cristo, sin merecer la muerte murió para pagar el perdón de mis pecados, y acepto su sustitución, reconociendo que yo merecía la muerte y no Él, entonces comienzo una nueva vida, una vida espiritual, que depende de Cristo. ¿Entiendes lo que esto puede significar para ti también? Hebreos 1:27 nos explica lo que ocurrirá después de morir: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Eclesiastés 12:14 dice que “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” La Biblia nos enseña que hay un juicio, y el veredicto para cada ser humano es culpable. A diferencia de la típica imagen de la balanza en la que nuestras buenas obras deberían sopesar nuestras malas obras para acceder al cielo, el requisito de acceso basado en obras está puesto en la perfección de Cristo, por lo que nadie aparte de Él podría jamás acceder por sus buenas obras. Mas gracias a la obra redentora de Cristo en la cruz, el destino eterno de cada persona en la historia de la humanidad está determinado por lo que cada individuo decida hacer con la persona de Jesucristo. Juan 3:36 afirma: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Por eso es tan importante que reconozcas a Dios en tu vida. Sin este reconocimiento de Dios como Soberano, sin el reconocimiento de Cristo como Dios hecho carne, esta vida terrenal no tiene sentido. El libro de Eclesiastés nos va a presentar la realidad del mundo en que vivimos, a la vez que nos va a invitar a replantear nuestra vida aquí en la Tierra, y a que aseguremos nuestra vida eterna. Te invito a leerlo y reflexionar en las verdades que presenta. read more read less

10 months ago #dios, #eternidad, #muerte, #reverencia, #temor, #vanidad, #vida