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Si te gusta la historia, te encantará estudiar el libro de Daniel para descubrir los diferentes reinos que pasaron por la tierra santa desde los tiempos de Daniel hasta los días de Jesús. Desde el imperio babilónico, pasando por los medos y persas, por Grecia y por el imperio romano, Daniel habla de los diferentes reyes y reinos.

La profecía es un tema delicado, porque muchos han intentado jugar con el tiempo y eventos, e intentar adivinar lo que sucederá y cuándo. No es ese el propósito de la profecía Bíblica, y los que hacen esto, están jugando a ser Dios, cosa que Dios rechaza claramente. Solo Dios sabe los tiempos y acontecimientos. El propósito de la profecía divina es que, al verla cumplirse, podamos confiar en que Él es Soberano y todo lo que dice hace. El cumplimiento de la profecía nos debe dar paz y tranquilidad, sabiendo que en el que confiamos es fiel y verdadero.

En el capítulo 2, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño profético que Daniel había podido interpretar. El rey había soñado y había visto una imagen hecha de múltiples materiales; la cabeza era de oro, los brazos y el pecho de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies, parte de hierro u parte de barro. Mientras el rey miraba la estatua, una piedra fue cortada, pero no con mano de hombre, dice el texto, y desmenuzó la estatua, y la piedra “fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”

Daniel no solo le dijo al rey lo que había soñado, sino que le dijo lo que el sueño significaba.

La cabeza de oro fino era Nabucodonosor, mostrando su poder, su fuerza y su majestad. Babilonia tenía dominio sobre todo lo que le rodeaba, mas como todo, su reino pasaría. Después de este se levantaría otro reino inferior al suyo (39), y luego un tercer reino que dominaría toda la tierra (39). Un reino fuerte como el hierro desmenuzaría y quebrantaría todo a su paso (40), este estaría unido por alianzas humanas, pero era un reino dividido (41); como dice el texto, “en parte fuerte, en parte frágil” (42) Esto ocurriría a través de los años, pero sin duda venía, y Dios lo había revelado a Daniel y al rey.

En el sueño, esta estatua era desmenuzada por una piedra cortada, no por mano humana, dice. y “la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”

Este versículo y los que continuan anuncian el reino de Mesías: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,” Este reino del que nos habla el versículo 44 es el reino eterno del Mesías.

En la segunda parte del libro de Daniel tenemos abundante profecía sobre los siglos que vendrían y hasta el fin de los tiempos.

El capitulo 7 nos narra un sueño de Daniel, donde cuatro bestias subían del mar. Vio Daniel un león, seguido de un oso, seguido de un leopardo y después se levantaba una bestia diferente y fuerte. Mas después de las bestias vio al hijo de hombre, que se acercaba al Anciano de días, que juzgaba la tierra, y a este le fue dado el dominio por los siglos.

Al preguntar Daniel por la interpretación se le dijo: “Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.”
Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.”

Un par de años más tarde, nos narra el capítulo ocho que Daniel tuvo otra visión, en la que estas mismas verdades que estaban por suceder fueron representadas por un carnero y un macho cabrío. Estas tres visiones en los capítulos 2, 7 y 8 representaban los mismos eventos, los cuales vendrían con seguridad.


La primera bestia del sueño en el capítulo 7 era un león alado. El león representaba a la Babilonia del tiempo de Daniel, siendo el león un símbolo común de Nabucodonosor y Babilonia. Surgía del mar una segunda bestia que era como oso, y se alzaba más de un lado que del otro; esta representaba el imperio medo-persa. En Daniel 8 es representada por un carnero con dos cuernos, uno mayor que el otro también, representando la fuerza superior de los medos sobre los persas. Una tercera bestia surgió después de esta, como un leopardo con cuatro cabezas, el cual en el capítulo 8 aparece como un macho cabrío con cuatro cuernos. Estos representaban el imperio de Grecia, con el ascenso de Alejandro Magno, cuyo imperio fue dividido en cuatro reinos menores a su muerte.

La cuarta bestia de la visión, fuerte y poderosa, representa al imperio romano. Pero esta era diferente; nos dice que tenía diez cuernos en su cabeza. Un pequeño cuerno surgía de en medio de estos y tres de los diez cuernos desaparecieron. Daniel preguntó sobre esto, pues no lo entendía. La explicación fue: “los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.”

Esto hablaba de persecución de los cristianos. Este cuerno, visto generalmente como el Anticristo que ha de surgir en los últimos tiempos, traerá tribulación sobre todo el que profese el nombre de Dios. De esto podemos leer en el libro de Apocalipsis, escrito muchos años después, cuando el apóstol Juan tuvo visión de los tiempos finales.

Estas visiones e interpretaciones no tendrían mucho sentido para los que lo leían durante años, mas al pasar el tiempo y ver los acontecimientos históricos, se ha podido comprobar que la profecía se cumplió. Muchos han intentado decir que es imposible que esto lo escribiera Daniel, mas no hay ningún indicio de que esto no fuera escrito por el profeta siglos antes de que ocurriera. Nos cuentan los historiadores que era tan clara la profecía en el libro de Daniel, que cuando Alejandro Magno llegó a Jerusalén, los judíos que allí habitaban le dijeron que las Santas Escrituras hablaban de Él. Los judíos que conocían las Escrituras pudieron identificar a aquel que estaba cumpliendo lo que Daniel profetizó.

Lo bello de la profecía del capítulo 7 y que coincide con la del capítulo 2 y del 8 también es que al final, el que reinará por la eternidad será la gran roca, Cristo, el hijo de hombre. Dicen los versículos 13-14 “he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”

Daniel tiene unos capítulos más de profecía que veremos, la cual puede resultar pesada para algunos. La profecía es complicada, y vemos que Daniel tuvo que preguntar y recibir interpretación. Hoy día, para entender estos capítulos, es necesario conocer bien la historia, pero es fascinante ver que cinco siglos antes de que Jesús naciera, y casi tres mil años atrás, ya se habían profetizado eventos que aún están por cumplirse.

Nos dice el Señor en 2 Pedro 1:19 que tenemos la palabra profética más segura. Dios, que ha determinado los tiempos, mostró a Daniel lo que ocurriría en los siglos que seguirían, y que hasta ahora se ha cumplido a la perfección. Los planes de Dios no se trazan según las circunstancias, sino que el Dios eterno ha tenido un plan de redención y victoria eterna desde los siglos y hasta los siglos.
A Él sea la gloria.
Si te gusta la historia, te encantará estudiar el libro de Daniel para descubrir los diferentes reinos que pasaron por la tierra santa desde los tiempos de Daniel hasta los días de Jesús. Desde el imperio babilónico, pasando por los medos y persas, por Grecia y por el imperio romano, Daniel habla de los diferentes reyes y reinos. La profecía es un tema delicado, porque muchos han intentado jugar con el tiempo y eventos, e intentar adivinar lo que sucederá y cuándo. No es ese el propósito de la profecía Bíblica, y los que hacen esto, están jugando a ser Dios, cosa que Dios rechaza claramente. Solo Dios sabe los tiempos y acontecimientos. El propósito de la profecía divina es que, al verla cumplirse, podamos confiar en que Él es Soberano y todo lo que dice hace. El cumplimiento de la profecía nos debe dar paz y tranquilidad, sabiendo que en el que confiamos es fiel y verdadero. En el capítulo 2, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño profético que Daniel había podido interpretar. El rey había soñado y había visto una imagen hecha de múltiples materiales; la cabeza era de oro, los brazos y el pecho de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies, parte de hierro u parte de barro. Mientras el rey miraba la estatua, una piedra fue cortada, pero no con mano de hombre, dice el texto, y desmenuzó la estatua, y la piedra “fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.” Daniel no solo le dijo al rey lo que había soñado, sino que le dijo lo que el sueño significaba. La cabeza de oro fino era Nabucodonosor, mostrando su poder, su fuerza y su majestad. Babilonia tenía dominio sobre todo lo que le rodeaba, mas como todo, su reino pasaría. Después de este se levantaría otro reino inferior al suyo (39), y luego un tercer reino que dominaría toda la tierra (39). Un reino fuerte como el hierro desmenuzaría y quebrantaría todo a su paso (40), este estaría unido por alianzas humanas, pero era un reino dividido (41); como dice el texto, “en parte fuerte, en parte frágil” (42) Esto ocurriría a través de los años, pero sin duda venía, y Dios lo había revelado a Daniel y al rey. En el sueño, esta estatua era desmenuzada por una piedra cortada, no por mano humana, dice. y “la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.” Este versículo y los que continuan anuncian el reino de Mesías: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,” Este reino del que nos habla el versículo 44 es el reino eterno del Mesías. En la segunda parte del libro de Daniel tenemos abundante profecía sobre los siglos que vendrían y hasta el fin de los tiempos. El capitulo 7 nos narra un sueño de Daniel, donde cuatro bestias subían del mar. Vio Daniel un león, seguido de un oso, seguido de un leopardo y después se levantaba una bestia diferente y fuerte. Mas después de las bestias vio al hijo de hombre, que se acercaba al Anciano de días, que juzgaba la tierra, y a este le fue dado el dominio por los siglos. Al preguntar Daniel por la interpretación se le dijo: “Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.” Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.” Un par de años más tarde, nos narra el capítulo ocho que Daniel tuvo otra visión, en la que estas mismas verdades que estaban por suceder fueron representadas por un carnero y un macho cabrío. Estas tres visiones en los capítulos 2, 7 y 8 representaban los mismos eventos, los cuales vendrían con seguridad. La primera bestia del sueño en el capítulo 7 era un león alado. El león representaba a la Babilonia del tiempo de Daniel, siendo el león un símbolo común de Nabucodonosor y Babilonia. Surgía del mar una segunda bestia que era como oso, y se alzaba más de un lado que del otro; esta representaba el imperio medo-persa. En Daniel 8 es representada por un carnero con dos cuernos, uno mayor que el otro también, representando la fuerza superior de los medos sobre los persas. Una tercera bestia surgió después de esta, como un leopardo con cuatro cabezas, el cual en el capítulo 8 aparece como un macho cabrío con cuatro cuernos. Estos representaban el imperio de Grecia, con el ascenso de Alejandro Magno, cuyo imperio fue dividido en cuatro reinos menores a su muerte. La cuarta bestia de la visión, fuerte y poderosa, representa al imperio romano. Pero esta era diferente; nos dice que tenía diez cuernos en su cabeza. Un pequeño cuerno surgía de en medio de estos y tres de los diez cuernos desaparecieron. Daniel preguntó sobre esto, pues no lo entendía. La explicación fue: “los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.” Esto hablaba de persecución de los cristianos. Este cuerno, visto generalmente como el Anticristo que ha de surgir en los últimos tiempos, traerá tribulación sobre todo el que profese el nombre de Dios. De esto podemos leer en el libro de Apocalipsis, escrito muchos años después, cuando el apóstol Juan tuvo visión de los tiempos finales. Estas visiones e interpretaciones no tendrían mucho sentido para los que lo leían durante años, mas al pasar el tiempo y ver los acontecimientos históricos, se ha podido comprobar que la profecía se cumplió. Muchos han intentado decir que es imposible que esto lo escribiera Daniel, mas no hay ningún indicio de que esto no fuera escrito por el profeta siglos antes de que ocurriera. Nos cuentan los historiadores que era tan clara la profecía en el libro de Daniel, que cuando Alejandro Magno llegó a Jerusalén, los judíos que allí habitaban le dijeron que las Santas Escrituras hablaban de Él. Los judíos que conocían las Escrituras pudieron identificar a aquel que estaba cumpliendo lo que Daniel profetizó. Lo bello de la profecía del capítulo 7 y que coincide con la del capítulo 2 y del 8 también es que al final, el que reinará por la eternidad será la gran roca, Cristo, el hijo de hombre. Dicen los versículos 13-14 “he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” Daniel tiene unos capítulos más de profecía que veremos, la cual puede resultar pesada para algunos. La profecía es complicada, y vemos que Daniel tuvo que preguntar y recibir interpretación. Hoy día, para entender estos capítulos, es necesario conocer bien la historia, pero es fascinante ver que cinco siglos antes de que Jesús naciera, y casi tres mil años atrás, ya se habían profetizado eventos que aún están por cumplirse. Nos dice el Señor en 2 Pedro 1:19 que tenemos la palabra profética más segura. Dios, que ha determinado los tiempos, mostró a Daniel lo que ocurriría en los siglos que seguirían, y que hasta ahora se ha cumplido a la perfección. Los planes de Dios no se trazan según las circunstancias, sino que el Dios eterno ha tenido un plan de redención y victoria eterna desde los siglos y hasta los siglos. A Él sea la gloria. read more read less

8 months ago #babilonia, #daniel, #medos, #nabucodonosor, #persas, #profecía, #roma