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“Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre, venga tu reino.”

Maranata: ven Señor. El libro de Apocalipsis concluye con estas palabras: “Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.”

Tenemos en la Biblia la promesa de que Cristo volverá para establecer su reino. En Isaías leemos acerca del futuro reino de Mesías y los salmos nos presentan al rey de gloria. Vemos también en 2 Timoteo 4:1 que “el Señor Jesucristo, … juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.” Y en Daniel 2:44 leemos que "el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido".

Sin duda, los hijos de Dios debemos orar con el deseo de que este día llegue, cuando el Rey de reyes establezca su reino. Pero la oración de Jesús “Venga tu reino” significa más que una promesa para el futuro. Como hijas de Dios, debemos desear que el reino espiritual de Dios avance aquí, en la tierra, ahora.

Jesús inició su ministerio con estas palabras: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17)
Mesías había llegado a la Tierra, y todo aquel que arrepentido confiara en Él, podría entrar a formar parte de su reino.
En el sermón del monte el Señor Jesús enseñó sobre el reino de los cielos, un reino espiritual al cual pertenecemos por la gracia de Dios. Como leemos en Colosenses 1:13-14 Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” Si nos hemos arrepentido y hemos sido salvos por Cristo, hemos entrado al reino del Amado aquí en la Tierra.

En Mateo 3, antes de que Jesús comenzara su ministerio encontramos a Juan el Bautista predicando sobre el reino:

”En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.” Juan hablaba del texto en Isaías 40:3: Preparad el camino, enderezad sus sendas.” Nosotros hoy día podemos con nuestra oración y con nuestra vida preparar el camino para que el evangelio llegue a los corazones de aquellos que aún no son parte del reino de Dios. Y así “venga tu reino” llega a ser el deseo de su reino aquí y ahora sea extendido hasta ese día futuro en que Cristo establezca su reino definitivo.

Bendice al Señor con el rey David en 1 Crónicas 29:11:
“Tuyos son, oh SEÑOR, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad; porque tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es el reino, oh SEÑOR, y tú te enalteces como cabeza sobre todo.”
“Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre, venga tu reino.” Maranata: ven Señor. El libro de Apocalipsis concluye con estas palabras: “Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” Tenemos en la Biblia la promesa de que Cristo volverá para establecer su reino. En Isaías leemos acerca del futuro reino de Mesías y los salmos nos presentan al rey de gloria. Vemos también en 2 Timoteo 4:1 que “el Señor Jesucristo, … juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino.” Y en Daniel 2:44 leemos que "el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido". Sin duda, los hijos de Dios debemos orar con el deseo de que este día llegue, cuando el Rey de reyes establezca su reino. Pero la oración de Jesús “Venga tu reino” significa más que una promesa para el futuro. Como hijas de Dios, debemos desear que el reino espiritual de Dios avance aquí, en la tierra, ahora. Jesús inició su ministerio con estas palabras: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17) Mesías había llegado a la Tierra, y todo aquel que arrepentido confiara en Él, podría entrar a formar parte de su reino. En el sermón del monte el Señor Jesús enseñó sobre el reino de los cielos, un reino espiritual al cual pertenecemos por la gracia de Dios. Como leemos en Colosenses 1:13-14 Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” Si nos hemos arrepentido y hemos sido salvos por Cristo, hemos entrado al reino del Amado aquí en la Tierra. En Mateo 3, antes de que Jesús comenzara su ministerio encontramos a Juan el Bautista predicando sobre el reino: ”En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.” Juan hablaba del texto en Isaías 40:3: Preparad el camino, enderezad sus sendas.” Nosotros hoy día podemos con nuestra oración y con nuestra vida preparar el camino para que el evangelio llegue a los corazones de aquellos que aún no son parte del reino de Dios. Y así “venga tu reino” llega a ser el deseo de su reino aquí y ahora sea extendido hasta ese día futuro en que Cristo establezca su reino definitivo. Bendice al Señor con el rey David en 1 Crónicas 29:11: “Tuyos son, oh SEÑOR, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la majestad; porque tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es el reino, oh SEÑOR, y tú te enalteces como cabeza sobre todo.” read more read less

5 months ago #arrepentimiento, #bautista, #cristo, #fe, #jesús, #juan