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1Samuel-066 Samuel, un fiel siervo de Dios

1Samuel-066 Samuel, un fiel siervo de Dios
Apr 11, 2023 · 9m 47s

La Biblia nos presenta a Samuel desde una edad muy temprana. Ana, su madre, no podía tener hijos, y un año, mientras estaban en Silo para celebrar la fiesta anual,...

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La Biblia nos presenta a Samuel desde una edad muy temprana. Ana, su madre, no podía tener hijos, y un año, mientras estaban en Silo para celebrar la fiesta anual, Ana rogó a Dios que le concediera un hijo, comprometiéndose a dedicarlo a Dios si este se lo daba. Elí, que la observaba desde su silla, pensó que estaba bebida, porque la veía llorando y no alcanzaba a oír lo que pedía. Mas ella compartió con Elí que estaba sobria, y que lo que pedía a Dios es que le concediera que tuviera hijos. Elí bendijo su petición y Ana fue a casa confiando en Dios, el cual hizo que Ana y Elcana tuvieran un varón, Samuel. Cuando este llegó a la edad en que ya no dependía del alimento de su madre (para los hebreos de la época sería alrededor de los cinco años), Ana subió con su marido a Silo, y dejaron allí a Samuel en la casa de Elí, para que aprendiera el ministerio del sacerdocio de la mano de Elí. Después nos dice que Ana y Elcana tuvieron más hijos e hijas.

Una vez en la casa de Elí, Samuel escuchó la voz de Dios. Samuel, al principio, pensaba que era Elí el que lo llamaba, mas cuando Elí se dio cuenta de que debía ser Dios mismo, y le dijo a Samuel que respondiera a Dios. ¡Habla, le dijo Samuel, que tu siervo oye! Y Dios le comunicó lo que habría de ocurrirle a los hijos de Elí, Ofni y Finees. A la mañana siguiente, Elí insistió en que Samuel le dijera lo que Dios le había dicho, y este se lo manifestó todo, sin encubrirle nada; le dijo que sus hijos morirían y su familia no sería bendecida de Dios. Entonces Eli dijo: “Jehová es; haga lo que bien le pareciere.”

Nos dice 1 Samuel 3:19-20 que Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová.”

A través del libro vemos que Samuel viajó por el territorio de Israel, juzgando al pueblo y ejerciendo como sacerdote.
En el capítulo siete a Samuel se dirigió al pueblo, instándoles a que se volvieran a Dios de todo corazón, dejando de servir a los dioses ajenos. El pueblo quitó los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová. Y Dios obró de manera milagrosa para dar a Israel la victoria contra los filisteos en Mizpa de mano de Samuel.

La vida de Samuel se caracterizó por su servicio a la gente, su vida de oración y su fidelidad como fiel profeta de Dios. Nos dice 1 Samuel 7:15-17 que “juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares. Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa, y allí juzgaba a Israel; y edificó allí un altar a Jehová.”

Sin embargo, tristemente vemos que sus hijos no siguieron su ejemplo. Nos dice el capítulo 8:1-3 “que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel. Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba. Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.” Aprovechándose de su posición, servían para obtener ganancia. Esta avaricia provocó que el pueblo los rechazara para pedir un cambio. Dicen los versículos 4 y 5:

“Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.”

Samuel no estaba seguro de que esa solución fuera buena para el pueblo, pero trayendo el asunto en oración, recibió palabra de Dios: “Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” Y “oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.”

Samuel habló con el pueblo cuando pidieron rey, advirtiéndoles que cuando tuvieran rey, este tomaría a sus hijos para servirle en el ejército, y en los campos del rey y en su palacio. Les advierte que el rey tomaría impuestos de todas sus posesiones, y si entonces se arrepintieran de haber pedido rey, Dios no les respondería.

Pero nos dice que el pueblo estaba decidido y no quiso oir la voz de Samuel, así que Samuel los despidió con el entendimiento de que habría rey en Israel.

Entonces Samuel les advirtió, como habían hecho años atrás Moisés y Josué: “Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien. Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres.”

En el capítulo 12, Samuel, ya viejo, pero todavía ejerciendo su liderazgo espiritual ante el pueblo, les recordó de dónde los había sacado Dios y las maravillas que este había hecho a su favor. Aunque ellos habían elegido tener rey, no tenían nada que reprocharle a Samuel. Dijeron de él: “Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.” El pueblo era testigo de que Samuel había servido fielmente a Dios y a su pueblo.

Es curioso que no vemos a Dios acusando a Samuel de no haber amonestado a sus hijos, como hizo con Elí, por lo que podemos deducir que Samuel sí les exhortó contra sus prácticas avariciosas. Recordemos que Samuel había vivido de primera mano el juicio de Dios sobre Elí por no estorbar a sus hijos que blasfemaban a Dios. Samuel sabía el resultado de menospreciar la Palabra de Dios. Y por ese motivo no intentó defenderlos. Aunque los pecados de sus hijos no eran comparables con los de los hijos de Elí, Samuel parece que trató el tema. Samuel no dudó en ser evaluado por el pueblo para que estos decidieran si en algo él les había fallado, y dejó claro que sus hijos estaban en la congregación, y ellos podían ser examinados también por sus propios hechos. Dios mostró su misericordia, y el pueblo no culpó a Samuel de mal alguno.

Con la llegada de un rey que gobernara el pueblo, Samuel se puso a un lado también, dejando de liderar al pueblo para seguir intercediendo por ellos al Señor e instruyendo al pueblo. Samuel se comprometió ante el pueblo como podemos leer en los versículos 23-24: “lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.
Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.”

Samuel fue el hombre que Dios usó para ungir al que Dios había escogido para ser rey, y cuando el tiempo llegó, fue Samuel el que proclamó a Saúl rey ante el pueblo. Samuel fue fiel a Saúl, amonestándolo cuando tuvo que hacerlo y orando por él siempre. Después de que Saúl desobedeciera a Dios y fuera desechado, Dios volvió a darle a Samuel el privilegio de ungir a David, el cual sería rey después de Saúl.

Samuel es una figura del Mesías. Aunque no fue perfecto, fue sin duda un juez justo y un sacerdote fiel, a quien Dios usó de manera especial; y fue un profeta que jamás menospreció ni a Dios ni a Su Palabra. Veo que Dios honró a Samuel porque Samuel honró a Dios, (1 Samuel 2:30). Que Dios nos ayude a honrarlo de palabra y en verdad.
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Author David y Maribel
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