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La Palabra de Dios en Romanos 12:15 nos pide que nos gocemos con los que se gozan y lloremos con los que lloran. Vimos en el libro de Samuel que cuando David sintió el deseo de construir casa a Jehová, éste le contestó que Él no había pedido casa. En 1 Crónicas 28 se nos narra que en la transición del reino al rey Salomón, David dijo:

“Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre. (28:2-3).

Dios le dijo a David: (6-7) “Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.”

David tenía el deseo de construir el templo, sin embargo Dios le dijo que no. Dios tenía ese ministerio para Salomón.
La reacción de David a la negativa de Dios es bonita, porque vemos que aceptó que ese trabajo le correspondería a su hijo. David no se cruzó de brazos porque él no sería responsable de este ministerio, sino que comenzó a planear y a almacenar materiales para cuando fuera el tiempo de la edificación. David se esforzó en prosperar la misión de otro.

Nos narra el capítulo 28 del libro de Crónicas que Dios dio el plano del templo a David, el cual lo trazó y lo entregó a Salomón antes de morir. “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. (1 Crónicas 28:19)

Dijo además David a Salomón su hijo: “Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.”

Vemos que David puso a la disposición de aquel al que Dios había dado la misión de construir el templo su dinero, sus esfuerzos, el personal para que ayudara en la construcción, y todo su entusiasmo y apoyo.


En el capítulo 6 de 1 de Reyes, vemos que Salomón, cuando llegó el momento de edificar el templo, hizo pacto con Hiram, rey de Tiro, amigo del rey David:

“Entonces Salomón envió a decir a Hiram: Tú sabes que mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer.
Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.
Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que tú dijeres; porque tú sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.”

Y nos narra el texto que Hiram se alegró cuando Salomón le dijo que pensaba edificar casa a Jehová.

“y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande.
Y envió Hiram a decir a Salomón: yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés. Y “ Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera de ciprés, toda la que quiso.”

Así que David e Hiram se presentan como ejemplo para nosotros, de ser de apoyo para otros que tienen responsabilidades que nosotros no tenemos. Que Dios nos ayude a apoyar a otros en sus proyectos y ministerios, apoyándoles en oración y con los recursos que tengamos a mano, y también expresarles el apoyo de modo que los podamos animar a llevar a cabo la obra a cabo.


Como nos recuerda 1 Tesalonicenses 5:11, “animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.”
La Palabra de Dios en Romanos 12:15 nos pide que nos gocemos con los que se gozan y lloremos con los que lloran. Vimos en el libro de Samuel que cuando David sintió el deseo de construir casa a Jehová, éste le contestó que Él no había pedido casa. En 1 Crónicas 28 se nos narra que en la transición del reino al rey Salomón, David dijo: “Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre. (28:2-3). Dios le dijo a David: (6-7) “Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.” David tenía el deseo de construir el templo, sin embargo Dios le dijo que no. Dios tenía ese ministerio para Salomón. La reacción de David a la negativa de Dios es bonita, porque vemos que aceptó que ese trabajo le correspondería a su hijo. David no se cruzó de brazos porque él no sería responsable de este ministerio, sino que comenzó a planear y a almacenar materiales para cuando fuera el tiempo de la edificación. David se esforzó en prosperar la misión de otro. Nos narra el capítulo 28 del libro de Crónicas que Dios dio el plano del templo a David, el cual lo trazó y lo entregó a Salomón antes de morir. “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. (1 Crónicas 28:19) Dijo además David a Salomón su hijo: “Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.” Vemos que David puso a la disposición de aquel al que Dios había dado la misión de construir el templo su dinero, sus esfuerzos, el personal para que ayudara en la construcción, y todo su entusiasmo y apoyo. En el capítulo 6 de 1 de Reyes, vemos que Salomón, cuando llegó el momento de edificar el templo, hizo pacto con Hiram, rey de Tiro, amigo del rey David: “Entonces Salomón envió a decir a Hiram: Tú sabes que mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies. Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer. Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre. Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que tú dijeres; porque tú sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.” Y nos narra el texto que Hiram se alegró cuando Salomón le dijo que pensaba edificar casa a Jehová. “y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande. Y envió Hiram a decir a Salomón: yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés. Y “ Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera de ciprés, toda la que quiso.” Así que David e Hiram se presentan como ejemplo para nosotros, de ser de apoyo para otros que tienen responsabilidades que nosotros no tenemos. Que Dios nos ayude a apoyar a otros en sus proyectos y ministerios, apoyándoles en oración y con los recursos que tengamos a mano, y también expresarles el apoyo de modo que los podamos animar a llevar a cabo la obra a cabo. Como nos recuerda 1 Tesalonicenses 5:11, “animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” read more read less

12 months ago #apoyo, #ayuda, #david, #gozo, #hiram, #ministerio, #oración, #salomón, #servicio