Dios deja que el hombre se aparte de Él si así lo decide, no lo impide, entonces el hombre es dejado en libertad de hacer lo que ha decidido hacer, es abandonado espiritualmente, es decir, vive de acuerdo a su sola decisión. A pesar de que el hombre tenía todos los elementos para de forma segura y racional tomar una decisión segura porque podía escoger como socio a Dios y sus recursos ilimitados, tenía el conocimiento del potencial de su socio al ver su creación, tenía el conocimiento de los mínimos riesgos que su socio tomaba al ver sus leyes en el universo, el hombre desdeñó todo eso y siguió su propio criterio. Se cegó ante la evidencia que salta a la vista, se ufano de su propia inteligencia y cayó en una terrible necedad que le oscureció su entendimiento para hacer el mejor negocio de su vida. Así que el hombre construyó su propia ruina porque abandonó a su mejor socio.