Un tipo duro, testarudo.
Un tipo que puede ser arisco, y con hermanos que llegan incluso a la violencia, si no prestas atención con detenimiento a sus instrucciones de uso.
Pero los enebros son también gente que tienen el corazón henchido de perfume, protectores por excelencia. Conocerlos es quererlos —y puedes conocer a *alguno* de los integrantes del género Juniperus en muchas partes del mundo (con la salvedad de Oceanía). Se esconden bajo muchos nombres comunes, conociéndose como enebros, sabinas, cedros o incluso cipreses en algunas zonas del mundo, pero también como tlascal, aorí, táscate, aborí o ayorique, entre otros.
Quemados en forma de sahumerios tanto para incensar ceremonias como para curar resfriados, los enebros han tenido un papel medicinal y ritual bárbaro, y de eso hablaremos en el capítulo de hoy, protagonizado sobre todo por el enebro de distribución más extensa de todos, Juniperus communis, pero con menciones a algunos de sus hermanos… ¿te apuntas a conocerlos?
Por cierto que el fragmento de la introducción está adaptado a partir de las Argonauticas de Apolonio de Rodas (s. III aC).
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{Agradecimientos a: Cristina Llabrés y Evaristo Pons por la música. ¡Y gracias a ti por la compañía!}