Para llegar a una estrella
Una vez, una niña pequeña extendió su mano para tocar una estrella, pero la encontró tan lejos. Luego alcanzó a tocar una nube y vio que también estaba demasiado lejos. Extendió la mano para tocar la barba de su padre y, afortunadamente, pudo tocarla. Entendió que no importaba cuán lejos fuera para ella llegar, llegaría un momento en que podría llegar. Con el paso de los años, ella creció hasta la edad de cuatro años y vio una niebla que cubría la tierra. Tan celestial era la niebla que pensó para sí, veo la nube que baja, es como la barba de mi Padre. Así que la tocó con la mano y dijo: "Con el tiempo, tocaré la estrella que, como la barba de mi Padre y la nube, vino a mí". A medida que envejecía, a los quince años, esos pensamientos nunca abandonaron su mente: la estrella vendrá a mí. Entonces, un día, por casualidad, un trozo de piedra de un meteorito golpeó su jardín y vio lo que había querido ver durante tanto tiempo. La moraleja de la historia es, nunca pierdas tu fe. Las cosas que parecen estar lejos de tu alcance pueden ser traídas por Dios.