Qué es correcto hacer y qué no para mejorar el comportamiento de un perro y entrenarle es un tema polémico. Y si lo llevamos al terreno de la práctica profesional parece llenarse de espinas por todas partes:

Diferentes enfoques, diferentes sensibilidades, diferentes verdades absolutas…

Demasiada vehemencia, demasiada militancia, demasiadas descalificaciones…

Nos hayamos en medio de un torrente de palabras, y si nos dejásemos arrastrar parecería que existen solo dos posibilidades: o alguna de las posturas excluyentes tiene razón absoluta o la verdad está en un relativismo casi absoluto, en el que todo podría estar bien o mal (incluso bien Y mal a la vez).
Estas dos posibilidades son falsas, se potencian porque el debate se plantea en términos equivocados, reducidos, casi infantiles.

Se puede saber cuándo la praxis profesional del entrenamiento y el comportamentalismo canino es correcta. Y puede serlo aunque no la compartamos o, al contrario, no serlo gustándonos lo que propone. Existen fórmulas de análisis y debate desarrolladas y consolidadas por otras profesiones relacionadas con el cuidado y la salud de sujetos, que podemos aprovechar para analizar nuestra forma de trabajar, mejorarla e informar sobre ella a nuestros potenciales clientes, de manera que respetemos su derecho a realizar una elección informada del profesional en cuyas manos pondrán el cuidado de sus perros.

En este programa abordamos un tema aparentemente punzante, pero que, en realidad, puede analizarse y entenderse con tranquilidad de manera muy eficaz y beneficiosa para todas las partes.