La huella de abandono es un proceso intrínseco a todo ser humano, ya que tiene su origen en el nacimiento. Matizado, en mayor o menor medida, durante el proceso de individuación de cada persona, todo individuo tiene su propio perfil que va siendo construido por la carencia o la abundancia de siete valores: afecto, apoyo, comprensión, placer, inspiración, conocimiento y reconocimiento; generando un vacío interno que lo llevará a intentar colmarlo a través de apegos y conductas compulsivas, hasta lograr descubrirlo, comprenderlo y darle “la vuelta de campana”, convirtiendo su percepción de carencia en una percepción de abundancia.
Imaginario: Conjunto de condicionamientos socio-culturales (pensamientos, creencias, valores emociones, acciones desfasadas) que no me permiten percibirme de forma adecuada, generando un falso concepto de mi propio ser (un autoconcepto disfuncional)